Cuando un cineasta plasma su visión del mundo, cada  película se ve influida de manera inevitable por el contexto cultural y las experiencias personales. Un director suele guiar a su equipo, es como el capitán del barco;  cada decisión que tome puede enfatizar o resaltar algunos elementos dentro de un filme, estas decisiones varían de acuerdo con la cultura, ubicación geográfica, contexto, social, político y económico.

“El contexto cultural marca y delimita la forma en que los miembros de una cultura efectúan su comunicación, pues los mensajes generalmente se expresan con un tratamiento predeterminado para cada rol. Por ejemplo el modo: el modo en que un locutor de deportes narra por la radio o la televisión está ligado a normas aprendidas para el cumplimiento de su función como comunicador en medios masivos; asimismo, un candidato político, un sacerdote, un médico. etcétera, se distinguen por la forma en la que han aprendido a comunicarse para cumplir con sus responsabilidades, profesiones u oficios dentro del contexto social al que  pertenecen”. (Fonseca, Y., Correa, P., Pineda. R. & Lemus, H.2011:24)

Como realizadores debemos  tener claro lo que queremos decir,  generalmente  la motivación viene de temas o experiencias que han tenido un gran impacto en nuestras vidas,  por ejemplo: la infancia o  el lugar donde crecimos;  casi siempre lo que nos hace querer realizar una película -cortometraje, mediometraje o largometraje- son las ganas de querer  comunicar  y transmitir algo  a los espectadores.

En efecto, el Estado de México es un lugar con mucha  diversidad a lo largo y ancho de  su territorio, a pesar de la aparente cercanía con la Ciudad de México hay varias cosas que cambian como: el clima, gastronomía, expresiones culturales e incluso la forma de hacer cine -en realidad el lenguaje cinematográfico es distinto para todos los cineastas-. Producir cine desde la periferia te permite crear tus propias estrategias, tener historias más íntimas, puedes encontrar y explorar una forma conveniente  para hacer las cosas, pues en la Ciudad de México hay una estética muy similar entre toda la gente que se dedica al cine, sin embargo,  en otros lugares  de México  el entorno te permite darle un sello  más personal.

Desde mi perspectiva  no hay una ‘fórmula’ a la hora de levantar un proyecto cinematográfico, lo que me funciona a mí tal vez a otros no. Vale la pena decir que hacer cine requiere  de un gran esfuerzo: se debe buscar  financiamiento,  un  canal de distribución adecuado para la  película,  naturalmente todo el tiempo estamos intentando vivir de nuestra creatividad y eso  requiere de mucha paciencia, tiempo y  en ocasiones  lágrimas… pues en el caso del cine independiente un cortometraje casi nunca recupera el dinero invertido, pero, queda la satisfacción de compartir tu trabajo con el mundo, dentro del crew se establece una gran complicidad pues cuando no hay una retribución monetaria se hace por amor al cine.  ¡Debemos convertir las desventajas en ventajas!

Así pues, en el Estado la industria cinematográfica continúa tomando fuerza hace apenas dos años se inauguró la ‘Cineteca Mexiquense’ y afortunadamente  tenemos festivales como ‘Miradas Locales’, quienes realizan una labor extraordinaria apoyando y difundiendo el cine mexiquense, sin duda cada estado de la República Mexicana enriquece y da vida al cine mexicano, pero, espero que en el futuro el Estado de México sea un lugar de referencia para todo el país.